Por Abraham Chinchillas Terrazas
En los últimos días, el mundo de la literatura en español se ha
conmocionado por la muerte del escritor y periodista colombiano Gabriel García Márquez. Colombia
y México, su país natal el
primero y su patria adoptiva el segundo, le han dedicado días enteros de
homenajes a quien obtuviera el Premio Nobel de Literatura en el año de 1982.
Considerado el mayor exponente de la
corriente literaria conocida como "El boom latinoamericano", García Márquez dejó trunca
la carrera de leyes para dedicarse al periodismo, apasionado cinéfilo, pronto
descubriría que lo suyo
era contar historias a través de la máquina de escribir. Su primera novela,
"La hojarasca", apareció
en 1955, seguida de "El
Coronel no tiene quien le escriba", segundo libro que terminó por
posicionarlo como uno de los novelistas jóvenes más prometedores en la recién comenzada década de los
sesenta. Fue precisamente en esos años que "El colombiano más
mexicano", como se la ha llamado en estos últimos días, viniera a radicar a la Ciudad de México, donde
pronto se relacionaría con otros artistas e intelectuales.
Fue en nuestro país donde, después de un tiempo
de trabajar en el ámbito publicitario y de algunas participaciones como
guionista cinematográfico y hasta actor incidental, concibió su
libro más importante:
"Cien años de
soledad".
La Academia Sueca, le otorgó el máximo galardón literario: «por sus novelas
e historias cortas, en las que lo fantástico y lo real se combinan en un mundo
ricamente compuesto de imaginación, lo que refleja la vida y los
conflictos de un continente». Con la opinión anterior se le otorgaba el Noble a un
escritor joven -Gabo apenas tenia 55 años-, que se encontraba en la cúspide de su
producción literaria,
arrojándolo a la fama
mundial.
Es muy común que cada país celebre a sus premios Nobel con
emisiones postales. En el caso de México, Correos de México ha emitido
al menos una estampilla conmemorativa para cada uno de nuestros 3 Premios
Nobel: Alfonso García Robles, Nobel de la Paz en 1982; Mario
Molina, Premio Nobel de Química, 1995; y Octavio Paz, Premio Nobel
de Literatura, 1990. Otros casos que vienen a mi memoria son las estampillas
emitidas por Chile conmemorando los Nobel de Pablo Neruda y Gabriela Mistral, o
la emisión que hizo en años más recientes
Polonia para conmemorar el Nobel de Czeslaw Milosz.
Colombia celebró
el Nobel del Gabo con una
emisión de tres
sellos, los cuales aparecieron es mismo año, 1982; los valores de la serie fueron
de 7, 25 y 30 pesos colombianos, la viñeta compartida por los tres sellos es un
retrato a lápiz del escritor
sobre un fondo blanco, los trazos del retrato son aventurados y de gran
belleza, y muestra a un García Márquez sereno y confiado. Estas
estampillas, aunque pudieran parecer simples, encuentran su belleza
precisamente en esa elegante sencillez.
Sin embargo, 26 años después, en el 2008,
la República de Guinea,
incluyó una
estampilla con el rostro del escritor colombiano, dentro de una larga serie que
emitió en esos
años (entre 2005 y
2010), para conmemorar prácticamente a todos y cada uno de los ganadores
del Premio Nobel de Literatura. La estampilla en cuestión, tiene un
valor facial de 5 mil Francos africanos (un poco más de 9 pesos mexicanos, al cambio
actual), muestra el rostro sonriente de García Márquez junto a su nombre, detrás de él parece
dibujarse una casa blanca rodeada de arboles frondosos (lo que recuerda
inmediatamente el ambiente caribeño de sus historias), el retrato también se encuentra
rodeado por el nombre del país, el nombre del servicio postal y la
leyenda "Prix Nobel de littérature" (Premio Nobel de
Literatura), pero no incluye el año en que se le otorgó; este error de
diseño sólo aparece en
las estampillas de la serie de los Nobel de 2008 año en que también se emitieron por ejemplo las
correspondientes a Albert Camus y Pablo Neruda sin que se señale el año de la obtención en ningún caso; sin
embargo en las estampillas de la misma serie emitidas por el país africano en
otros años, como por
ejemplo las emitidas en 2009 sí
tienen el año en que cada
escritor ganó su
Nobel de Literatura.
En este último caso usted, estimado amigo lector,
podría preguntarse:
Si la filatelia de cada país promueve sus valores, identidades y orgullos,
¿por qué un país de Africa Occidental,
conmemora los premios de escritores, si bien de talla universal, pero que tal
vez no sean conocidos en su territorio? La suspicacia es valida, y es lo que
hace pensar a muchos filatelistas que la estampilla de la República de Guinea
sobre García Márquez es en
realidad una "Abusiva"; es decir, una emisión que no tiene como objetivo el franqueo
de correspondencia, sino exclusivamente el objetivo comercial de insertarse en
el mercado filatélico del mundo para generar divisas para el país. Sin embargo,
poder ver el rostro de uno de los mejores escritores en lengua castellana, en
un sello postal africano, merece destacarse en el inmenso mundo de la
filatelia.
Es muy probable que en los siguientes
meses, tal vez años, sigan apareciendo sellos postales, colombianos,
mexicanos o de otras latitudes, sobre Gabriel García Márquez; la importancia de su obra, la
humildad de su persona y el legado que deja para la literatura universal, los
merecen.
Para realizar alguna pregunta, o
profundizar en el tema de esta semana, por favor contáctenos al correo electrónico hidalfil@hotmail.com o en nuestro blog www.hidalfil.blogspot.com. Hasta la próxima.
Columna publicada en El Sol de Hidalgo el domingo 27 de abril de 2014.
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